24 sept 2008

Todas las plumas desaparecen con el viento.

'We Own the Night'
('La noche es nuestra')



AÑO: 2007
DURACIÓN: 117 min.
DIRECTOR: James Gray
GUIÓN: James Gray
BANDA SONORA: Wojciech Kilar
FOTOGRAFÍA: Joaquín Baca-Asay
MONTAJE: John Axelrad
PRINCIPALES INTÉRPRETES: Joaquin Phoenix, Mark Wahlberg, Robert Duvall, Eva Mendes, Danny Hoch, Alex Veadov, Oleg Taktarov, Dominic Colon, Joe D'Onofrio





Un buen día te dispones a comprar un coche nuevo, y entonces te acercas a tu concesionario favorito. Quizás sea Ford, o Seat, puede incluso que BMW, pero eso poco importa. Comienzas a mirar los coches, y uno de ellos te llama especialmente la atención. Es precioso, tiene un gran acabado, tiene clase. No hay nada más que pensar: lo compras. Sales del concesionario orgulloso con tu nuevo vehículo, y de repente te das cuenta de que el motor no va tan bien como pensabas. Al llegar al semáforo ves que los frenos no son ninguna maravilla. Nada falla del todo, pero no funciona tan bien como su precioso aspecto hacía prever.

Evidentemente esto nos ocurre con todo: ese juego cuya caja o tráiler prometían tanto, esa lavadora con decenas de funciones automáticas o el portátil cuyas prestaciones técnicas parecían excelentes. Y claro, el cine no es una excepción. De hecho es uno de los mejores envoltorios que existen para un producto. Esta We Own the Night es un excelente ejemplo de ello, curioso caso de película cercana a la serie A más prestigiosa que se pretende infiltrar entre ellas, y técnicamente lo logra, pero no en otros aspectos.


Una mayor profundización en la relación entre estos dos hermanos o un mejor desarrollo a lo largo del film hubieran ayudado a entender ciertas reacciones.La historia, a priori, parece dar juego para situaciones dramáticas jugosas e intensas: el jefe de policía de Nueva York tiene a sus dos hijos enfrentados tanto profesional como personalmente, ya que uno de ellos, Joseph, sigue sus pasos en el cuerpo de policía con un expediente intachable mientras que el otro, Bobby, regenta un exitoso club donde se mueven todo tipo de estupefacientes. Primer problema: la situación es mostrada con conflictos iniciales entre padre y hermanos, es decir, bastante forzada al no dar una simple explicación de por qué uno acabó en el mundo de las drogas, siendo éste un tema crucial. Podemos suponer que fue simplemente porque su hermano era el favorito, pero no lo sabemos, la película no lo confirma. Quizás no sea un problema demasiado grave, pero ya empezamos a vislumbrar el sendero de la película.


Presenciamos un buen número de situaciones de bastante carga dramática y emocional, algunas de ellas bastante eficaces, pero rara vez no resultan parcialmente fallidas por las forzadas acciones de los personajes.


Tras la consabida introducción de personajes, ambientes en los que se mueven y la muestra de la existencia de esos conflictos, comienza la verdadera historia de la película, al pedirle Joseph ayuda a Bobby para atrapar a un narcotraficante que frecuenta su local. Evidentemente, éste se niega, lo normal con los evidentes roces familiares que existen. Dicha decisión da pie a un trágico suceso para Joseph, y a partir de aquí los personajes se convierten en meros títeres para que una historia de intriga policial avance.

Por muy bonito que sea, un florero es sólo un florero, de poco vale, lo cual es totalmente aplicable a Eva Mendes en este film (y yo ni siquiera la considero una belleza).Comenzamos con una reacción por parte de Bobby nada creíble (arriesgar su vida no parece algo muy normal si tanto resentimiento alberga hacia aquéllos por los cuales lo realiza), y seguiremos por una cadena de acciones por parte tanto de él como de otros secundarios (principalmente su novia Amada, personaje florero donde los haya) que parecen guiadas por un titiritero. Pocas cosas encajan en su moral, sentido común o cadena de prioridades, cambiantes continuamente sin motivos aparentes. Los sentimientos de responsabilidad hacia la familia están totalmente fuera de lugar para una persona que ha renegado de ellos durante años, adoptando el apellido de su madre. Pero Gray no adopta coherencia ninguna, y simplemente nos muestra una cadena de acciones-reacciones que sirven para hacer avanzar la historia, sin prestar apenas atención al desarrollo o simple consistencia de sus personajes. Sólo podemos salvar completamente de la quema al padre, por otra parte personaje de escasa profundidad o importancia por sus acciones, simple referencia paternal con el fin de provocar ese sentimiento de responsabilidad familiar en Bobby. Y aún nos queda por comentar el clímax final, poco creíble por la mala planificación por parte de la policía, sirviendo esto como excusa para provocar otra forzada escena de supuesta gran carga dramática, pero que no funciona lo más mínimo.

Es cierto, tiene estupendos actores con buenas interpretaciones, como el gran Robert Duvall, cuya presencia llena la pantalla, pero eso no sirve para llenar el vacío racional o emocional de sus personajes.Aún así no podemos negar sus virtudes: está bastante mejor dirigida que escrita. Con un gran aprovechamiento de los medios, una magnífica planificación, un reparto notable (si exceptuamos a Eva Mendes, a la cual aún le queda por demostrar que merezca ser considerada “actriz”), un montaje muy adecuado en las escenas de acción y un trabajado apartado visual. Es entretenida, es ágil, la narración es más que correcta, en ningún momento se hace pesada, el espectador puede darse cuenta de lo forzado de las situaciones, pero no es manipulado en ningún momento. No voy a mentir, pasé un rato entretenido viéndola, pero como todas las plumas, ésta será llevada por el viento y dudo que la vuelva a ver, ya que Gray ha demostrado ser estupendo empaquetando regalos, pero no tan bueno eligiéndolos, y el paquete ya ha sido abierto.