17 sept 2007

Trabajad, trabajad, malditos

'Glengarry Glen Ross'



AÑO: 1992
DURACIÓN: 120 min.
DIRECTOR: James Foley
GUIÓN: David Mamet (obra de teatro: David Mamet)
BANDA SONORA: James Newton Howard
FOTOGRAFÍA: Juan Ruiz-Anchía
MONTAJE: Howard E. Smith
PRINCIPALES INTÉRPRETES: Al Pacino, Ed Harris, Jack Lemmon, Alec Baldwin, Jonathan Pryce, Alan Arkin, Kevin Spacey, Bruce Altman, Jude Ciccolella




Una de las cosas que más temo en este mundo es el momento en el que me incorpore a mi puesto de trabajo (espero tener alguno algún día). Pero no lo digo por la tarea que tenga que realizar, el horario que me toque o el sueldo que perciba. No, lo digo por el ambiente de trabajo en el que tenga que convivir. Si para algo no soy bueno yo, es para competir con mis compañeros, y hoy en día eso es lo que impera en cualquier trabajo que tenga lugar con varios empleados y una jerarquía.

Shelley Levene está pasando una penosa racha laboral, y, aún encima, su hija se encuentra ingresada en el hospitalShelley Levene, Ricky Roma, George Aaronow y Dave Moss son los cuatro vendedores de la sucursal que “Mitch & Murray” tiene en Chicago. Su empleo, vender parcelas de diferentes terrenos embaucando a la gente con diversas mentiras y artimañas. Pero la cosa no les va especialmente bien este mes, durante el cual no han vendido casi nada, a excepción de Roma. Con ese motivo su empresa les envía a Blake, que les dará un agresivo, degradante e insultante discurso sobre sus puestos de trabajo. Resultado: todos van a ser despedidos, pero tienen un mes para recuperar sus empleos. El que más dinero consiga recibirá un Cadillac, y el segundo un juego de cuchillos. Los otros dos se irán a la calle. Además, les lleva una serie de nuevos ganchos, gente a la que timar, las fichas de Glengarry. Pero sólo el que más venda, que en ese momento es Ricky, tendrá acceso a ellas. De este modo empieza la lucha por la supervivencia, supervisada por su jefe inmediato, Williamson.

Blake será el encargado de intentar poner en cintura a este hatajo de fracasados que conducen un Hyundai en vez de un BMWEn ese mundo típicamente masculino (no hay una sola mujer con un papel importante) es donde acontece toda la historia. Engaños, robos, mentiras, todo cabe en un día de trabajo. La crítica al entorno laboral actual resulta muy creíble y acertada. Más que un trabajo es una competición, con premios y carreras para ver quién es el mejor. Puede ser el veterano y fracasado Levene, el irascible Moss, el derrotista Aaronow o el embaucador Roma. A su jefe, Williamson, sus empleados le importan bien poco, y sólo le interesa que “Mitch & Murray” le pague a fin de mes. La ética o el compañerismo no tienen cabida para él en ese trabajo, y con el tiempo acabarán desapareciendo para los demás en ese entorno tan hostil. Cualquiera puede hacerse pasar por el mejor amigo de otro para simplemente engañarlo y subir puestos en la clasificación. Tanto con un cliente, como hará Roma, como con sus compañeros, en lo que destaca especialmente Moss, el más egoísta de los cuatro. Aparte del entorno laboral podemos apreciar una crítica al universo masculino, siempre pendiente de competir y estar por encima de los demás. Está claro que, entre mujeres, la cosa hubiese sido muy diferente.

Nos encontramos claramente ante una película de actores, de ésas por las que se pelean y rebajan su habitual sueldo. Por ese motivo todos los intérpretes están magníficos, desde el habitualmente sobreactuado Kevin Spacey hasta Ed Harris, pasando por Alan Arkin o Jonathan Pryce. Pero, si hay alguien que brilla con luz propia, ése es Jack Lemmon. Levene se nos muestra de un modo impecable por parte del veterano actor como un tipo fracasado y frustrado que disimula todos esos sentimientos para poder llevar a cabo su trabajo como vendedor. Al Pacino tampoco se le queda atrás como el engatusador de Ricky Roma, dejando de lado sus habituales tics adquiridos desde los 80. Por desgracia, no puedo alabar del mismo modo al mediocre Alec Baldwin, pero su aparición es suficientemente breve como para no destrozar el conjunto.


Ricky Roma, el exitoso hombre de negocios al que no le importa contar todo tipo de mentiras, muchas de índole personal, con tal de conseguir que su cliente firmePor desgracia la película se sustenta totalmente en esos dos aspectos: guión e intérpretes. James Foley no añade nada destacable a la película, ni una visión personal ni ningún aspecto técnico reseñable. Fotografía, banda sonora, montaje, planificación... todo es correcto y funcional, pero nada más. Al menos ha logrado junto a David Mamet que la adaptación de la obra no parezca simplemente una obra de teatro interpretada en un decorado de cine.

Todos hemos sufrido alguna vez esas lacras de la sociedad actual. La competición continua, la falta de escrúpulos para triunfar en el trabajo, la degradación por parte de los superiores a los cuales poco les importan sus empleados, etc. Incluso en el colegio vi situaciones parecidas: premios a los mejores compañeros, listas de chicas más guapas... Esas características ya no son solamente aplicables al mundo laboral masculino, sino que se extienden a otros como el infantil o el femenino, y la cosa no parece tener límite. David Mamet tiene razón. En estos momentos todo tipo de despropósitos caben en un día trabajo.

3 comentarios:

Liliana dijo...

Ya me la vendiste. Con ese guionista y esos actores, creo que aunque sólo sea por eso, pasaré un buen rato viéndola.
El tema me agobia, porque creo que hay muchos sitios donde la situación laboral se da de esa manera; pero también creo que somos nosotros quienes debemos cambiar ese tipo de cosas. ¿Cómo? Preparándonos profesionalmente para poder elegir dónde trabajar. Y sobre todo, no traicionando nuestros principios. Es difícil, pero no imposible. Al menos, a mí, hasta ahora, me ha resultado (y llevo varios años en la lucha).
Muy buen texto, Jorge.
Un abrazo.

Jorge López Fernández dijo...

Me alegro de que el texto te haya gustado, Liliana. ^_^
Podía comentar más a fondo la película, pero os quitaría la gracia de ir descubriendo a los diferentes personajes y sus relaciones entre sí, la esencia del film.
Por cierto, hay gente que califica de brillante el trabajo de Alec Baldwin. Yo creo que simplemente pone una cara imperturbable y grita un poco, nada más. A su personaje le hacía falta mostrar más indignación por encontrarse entre el tipo de gente a la que odia.
Casi todos los personajes mostrados en la peli me cayeron bastante mal, evidentemente llevándose la palma Blake, aunque los demás tampoco son moco de pavo.
¡Un abrazo!

Liliana dijo...

Alec Baldwin no es de mis preferidos, pero en el cast de esta película hay realmente gente que conoce su oficio, ¡y cómo! Habrá que verla.