('El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford')
AÑO: 2007
DURACIÓN: 160 min.
DIRECTOR: Andrew Dominik
GUIÓN: Andrew Dominik (Novela: Ron Hansen)
BANDA SONORA: Nick Cave
FOTOGRAFÍA: Roger Deakins
MONTAJE: Curtiss Clayton, Dylan Tichenor
PRINCIPALES INTÉRPRETES: Brad Pitt, Casey Affleck, Sam Shepard, Mary-Louise Parker, Jeremy Renner, Sam Rockwell, Ted Levine, Paul Schneider, Zooey Deschanel
Inquieto, como si le acabaran de susurrar al oído lo que iba a ocurrir en pocos minutos y se resignase a ello, Jesse James se acercó a la ventana y, mientras observaba las casas de sus desconocidos vecinos, se quitó el cinturón con sus dos revólveres y lo dejó sobre su sofá. Para que sus vecinos no sospechasen de su verdadera identidad, según sus propias palabras, pero ni Robert ni Charlie supieron muy bien qué pensar en ese momento. El más pequeño de los hermanos Ford todavía temblaba y tenía su mirada perdida en cualquier lugar lejos de Missouri. ¿Cómo es que Jesse no lo había matado?, se preguntaba el joven. Antes de que pudiera llegar a una respuesta, el legendario forajido se fijó en el cuadro colocado encima de la chimenea. Un simple caballo, no especialmente bien pintado, lleno de polvo, según Jesse. Cogió una silla. Se subió a ella. Robert miró a Charlie. Éste, apoyado en el marco de la puerta, sacó su revólver y, con evidente vergüenza por lo que iban a hacer, lo amartilló mientras apuntaba a su costado. Robert se levantó y sacó su pistola nueva, aún reluciente y sin estrenar. Jesse vio reflejado en el cuadro a su mayor seguidor apuntando a su cabeza. No hizo ni un movimiento, no hizo ademán de girarse, no pronunció una sola palabra, ni siquiera cerró los ojos, simplemente esperó a que sucediese lo que tenía que suceder...
De este modo tan poco espectacular, e incluso sonrojante, fue la muerte de Jesse James, el delincuente más famoso de EE.UU. y el personaje sobre el cual se han hecho más películas en la historia. Pero no nos encontramos ante otra película sobre este forajido, sino ante un retrato sobre ese personaje tan fascinante que resulta Robert Ford. Joven, engreído pero discreto, deseoso de realizar grandes hazañas pero siempre en un segundo plano, poco dado a vicios como las mujeres, el juego o el alcohol, ha vivido únicamente para conocer a Jesse James, y finalmente consigue formar parte de su banda. No tardará mucho en ganarse el favor del famoso forajido a pesar de resultar pesado en sus halagos y poco eficaz como delincuente. Pero las cosas cambiarán cuando Frank, el mayor de los hermanos James, decide dejar el mundo de delincuente y llevar una vida tranquila. Entonces Jesse se toma un pequeño respiro en sus fechorías, pero en unos meses sus hombres comienzan a desconfiar de él, sabiendo que no dudará en matar a cualquiera que piense por un solo momento en llevarlo ante la justicia para cobrar la recompensa. Robert Ford realmente nunca había pensado en ello, hasta que se da cuenta de que Jesse James no lo cree así.
La compleja mente de Robert, el verdadero núcleo de la película, y que proporciona los mejores momentos, es analizada profundamente a lo largo de todo el film, sin olvidar al contradictorio Jesse. Unos pocos flashbacks y un tono general muy descriptivo y pausado, unidos al correcto empleo de una voz en off narrando antiguas reflexiones y vivencias, son los responsables de que quedemos fascinados con las ideas que pasan por la mente del joven Ford. Sobre Jesse tenemos menos información, pero es fácil comprobar que se encuentra harto de su vida, totalmente perdido, y que muchas veces ni se puede reconocer a sí mismo en sus acciones. El resto de los personajes sirven principalmente para desarrollar a estos dos y se mantienen siempre a un lado.
Andrew Dominik no sólo acierta en el tono personal y poético con que impregna a la película, sino que ha logrado también una obra de una belleza visual que hacía tiempo no se veía en una sala de cine. Escenas como la del asalto al tren están iluminadas con una perfección increíble por parte del experto Roger Deakins y son por sí solas motivo para visionar la película. El tono ligeramente dorado que impregna todo el metraje es realmente hermoso, recordando al de clásicos como Fiddler on the Roof, pero de un modo más natural y suave. El afamado director de fotografía demuestra que no sólo con los hermanos Coen es capaz de lograr grandiosos trabajos, subiendo un peldaño más en su escalera hacia la perfección de imagen.
A muchos les disgustará por su afán poético e intimista, tildándola de presuntuosa y poco creíble, pero lo cierto es que The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford ya se ha convertido en un título importante dentro del género del western de las últimas décadas, apuntándose a la popular vertiente de la decadencia de ese mundo. Su historia no es especialmente original, y quizás la voz en off esté demás en alguna ocasión, pero tenemos unas preciosas imágenes para disfrutar en todo momento como si de un poema visual se tratase. Y, por encima de eso, tenemos dos mentes cautivadoras a las que asomarnos: el amargado y perdido Jesse James, con una de las mejores interpretaciones de Brad Pitt, y el joven y complejo Robert Ford, que ha supuesto el descubrimiento de un gran actor, Casey Affleck. Y es que no hace falta preguntarse si Casey es como Robert Ford. Simplemente es Robert Ford.