4 mar 2009

The Return of the (Trash) King

'In the Name of the King: a Dungeon Siege Tale'
('En el nombre del rey')



AÑO: 2007
DURACIÓN: 127 min.
DIRECTOR: Uwe Boll
GUIÓN: Doug Taylor, Jason Rappaport, Dan Stroncak, Doug Taylor
BANDA SONORA: Jessica de Rooij, Henning Lohner
FOTOGRAFÍA: Mathias Neumann
MONTAJE: Paul Klassen, David M. Richardson
PRINCIPALES INTÉRPRETES: Jason Statham, Burt Reynolds, Ray Liotta, Leelee Sobieski, Claire Forlani, Matthew Lillard, John Rhys-Davies, Will Sanderson, Ron Perlman, Brian J. White, Kristanna Loken





Tres años después del estreno de Alone in the Dark Uwe Boll vuelve a nuestras carteleras. Por el medio salió Bloodrayne, pero directa a DVD para desgracia del artista. Ahora, gracias a la sabiduría y buen juicio de nuestras distribuidoras, podemos ver a Jason Statham matando ¿orcos? en la pantalla grande. Fue larga la espera. La película estaba prácticamente acabada en 2005, pero hasta 2007 no encontró distribuidor en ningún país. El porqué, en unos pocos párrafos.

Empezar con el protagonista recogiendo nabos y espantando cuervos con un bumerán es una gran declaración de intenciones.La trilogía de Peter Jackson hizo aflorar el género de espada y brujería con gran fuerza, y Boll no dudó en subirse al carro. Pero claro, el hombre se dedica a adaptar videojuegos, así que había que conseguir alguna licencia que valiese para adentrarse en este mundo, y se decantó por “Dungeon Siege”, un juego de rol que, como casi todos, se ambienta en un mundo estilo Dragones & Mazmorras. De todos modos no es más que una excusa, ya que ni siquiera el nombre aparece claramente en el título de la película, algo que sí hacen sus demás obras (Alone in the Dark, House of the Dead). De esta forma comenzó el intento de Uwe Boll por convertirse en el nuevo amo y señor del cine épico fantástico. Logró serlo, pero del cine soporífero y cutresalchichero.

Las barbaridades y estupideces se pasean por pantalla como en un desfile de moda. Tan pronto sale una, entra otra. Por sí sola la primera escena, entre Ray Liotta y Leelee Sobieski, de pocos segundos, ya resume los diálogos risibles que poblarán toda la peli. Comprobadlo vosotros mismos:

Leelee – Sabía que vendrías.
Ray – Pero si te lo había dicho.
Leelee – Sí, pero lo sabía antes de que llegaras. (¿?)
Ray – Veo que tus poderes están mejorando. (¿¿??)

Evidentemente, no es el único diálogo incoherente que nos presenta, pero sí es probable que sea el más estúpido. Buena carta de presentación. Claro está, no podían faltar las profundas frases made in Uwe Boll para compensar las hostias del resto del metraje. “La sabiduría es nuestro martillo” es un buen ejemplo de ello, pero también hay unas cuantas más que tienen su mérito.


La sensación de caspa impregna todas las escenas de la película, incluyendo la presencia de la mayoría de los conocidos pero depauperados actores.Ya que he nombrado a Liotta y Sobieski, será mejor hablar de todo el reparto. Al frente nos encontramos a Jason Statham, que, como es habitual en sus papeles, tiene como principal función repartir a diestro y siniestro. Uwe Boll le ha regalado un personaje ciertamente antológico. Un granjero llamado Granjero, según él porque “uno se convierte en aquello que realiza”, y como él planta nabos (tal cual), pues así se llama, pero con apellido, no se vayan a pensar que no tiene familia. Según parece, desde niño le aplicaron el método Polgar, porque sino no nos podemos explicar semejante estupidez. Dejando de lado su nombre, nos presentan a un hombre de campo que siempre porta un machete y un bumerán encima, el cual tan pronto golpea a la gente como se clava en los árboles. Nos demuestra lo útil que resulta para espantar cuervos mientras recoges nabos, así que es probable que dentro de poco vean a los espantapájaros quemándose en la hoguera de San Juan y a los granjeros con un bumerán último modelo.

El susodicho granjero Granjero ve cómo su hijo es asesinado al poco de comenzar la película, y decide vengarlo y rescatar a su esposa, matando como si su verdadero nombre fuera Exterminador. Con tan deslumbrante trama no sé por qué no escogieron a Steven Seagal para el papel, así que nos tenemos que conformar con un Statham que lo resuelve decentemente teniendo en cuenta todo lo que acabo de contar, y más cosas que me dejaré en el tintero.

Ray Liotta interpreta al villano de la historia, el mago Gallian, el cual lidera un ejército de monstruos, los krugs, un vergonzoso y paupérrimo cruce entre los gamorreanos de Star Wars y los orcos de The Lord of the Rings. Bueno, al menos eso es lo que parece, porque el movimiento de la cámara apenas nos permite distinguirlos (esta técnica ya fue aprendida por Boll en Alone in the Dark). Estos monstruos se dedican a asaltar y secuestrar gente para esclavizarlos, con el objetivo de cavar en una mina. Para qué, eso ya es pedir demasiado. Vemos que cavan encadenados, y punto. Quizás sean simples trabajos forzados y Gallian pretenda ser alcaide, y esta teoría es tan válida como cualquier otra porque tampoco tenemos pistas sobre sus intenciones. Es el malo, así que hace el mal. Nada más.

El rey está interpretado por el depauperado Burt Reynolds, que hoy en día ya sale en basura semana sí, semana también. Tiene la suerte de no tener demasiados momentos vergonzosos, exceptuando una supuesta escena dramática con Granjero. Duelo entre actores del método, sin duda. De ahí salió la frase “La sabiduría es nuestro martillo”, así que imaginaos el resto. Su uniforme de batalla merece ser destacado, porque nunca había visto un casco tan ridículo, el cual luce aún peor en la estirada cara de este actor.


Nadie sabe qué son estos enemigos, sólo que Gallian los controla a todos simultáneamente, encarnando a lo que en el juego llamamos John Rhys-Davies encarna al mago-médico de la corte, y sale relativamente bien parado entre tanto despropósito. En bastantes ocasiones con cara de no saber cómo demonios acabó ahí, pero sin hacer el ridículo. Sobieski se encarga de dar vida a su hija, de la cual sabemos que tiene poderes mágicos y que se acostaba con Gallian, según ella, “porque creía amarlo”. No sabemos los motivos de ella, ni qué clase de relación tenían, ni cuanto tiempo llevaban... y no busquéis más sobre esto, porque no hay. Cuando se pone la armadura se podía haber puesto perfectamente un disfraz de florero, que habría sido más realista.

También encontramos por ahí a Ron Perlman y Will Sanderson como amigos de Granjero. Por desgracia no se llaman Lechero y Ganadero. No destacan demasiado, exceptuando los primeros planos de Sanderson que parecen haber sido realizados para mofa de su ligero estrabismo. Su estúpida escena en el puente resume muy bien la importancia de estos personajes. Claire Forlani, por su parte, es la esposa de Granjero que es raptada por Gallian, y Kristanna Loken interpreta a una ¿elfa? del bosque que, en un alarde de originalidad, odia a los humanos porque se pelean entre ellos. Poco sale, y tampoco la echamos en falta.

Queda hablar del mejor elemento de todo el reparto, un actor que haría palidecer a la fusión de Marlon Brando, Dustin Hoffman y Sean Penn, el gran Matthew Lillard. Cuando este tipo sale en pantalla deberían avisar al espectador con un cartel luminoso, porque si estamos tomando el refresco es probable que los espectadores de delante se acuerden de nosotros y de nuestras madres. Sus continuos caretos y estúpidos gestos harán las delicias de unos y sacarán de quicio a otros. El tipo no es muy agraciado, pero le notamos que se esfuerza, y con su expresividad logra quedarse a sólo un paso de John Merrick en cuanto a atractivo físico. Al igual que Statham, tiene alguna escena de supuesta carga dramática con el rey (por algo es su sobrino), y el resultado ya lo podéis imaginar.

Los intérpretes han sido probablemente el mayor sumidero de fondos de la producción, pero no fueron el único. El diseño de producción es el mejor en la filmografía de Boll, pero claro, eso no es nada más que asumir la mejor derrota del buen gusto. Los decorados ya no son ocultados mediante una oscuridad permanente, sino que podemos disfrutar con su cutrez e inconsistencia. Cabañas impolutas y carros recién construidos pueblan el entorno del protagonista, un pueblo que se supone de gente pobre. El castillo del rey destaca por su penosa integración con las imágenes CGI, la cual es escasa por el simple hecho de que casi no hay decorados. Los fondos son más falsos que Judas, con una iluminación que no logra disimular lo más mínimo que se tratan de una pantalla de croma. El colmo son las supuestas lianas que emplea el pueblo de ¿elfas? del bosque, unas simples cuerdas con un par de hojas pegadas, un verdadero insulto al espectador. El vestuario sale algo mejor parado, logrando no despertar la vergüenza ajena en todo momento.


El personaje de Kristanna Loken es el más estúpido y sinsentido de todos, lo cual aumenta con esas cuerdas con hojas pegadas imitando lianas de los chinos.Otro de los puntos fuertes de la película es, como es normal, el estúpido guión. Parece que los personajes (además un número exagerado para una película de 2 horas) se idearon previamente a la propia historia, ya que entran y salen de ella continuamente sin que sepamos qué mueve a cada uno. El caos es total en ese sentido, y la evolución de los personajes un sinsentido o absolutamente nula. Realizar un resumen de la historia supondría crear un texto plagado de interrogaciones y suposiciones pilladas por los pelos, así que pasaré de ello. Tampoco merece la pena lo más mínimo, porque lo poco que se comprende sin problemas está plagado de clichés o copias de otras obras fantásticas. El aburrimiento se apoderará del espectador en poco tiempo debido a la incapacidad de comprender lo que estamos viendo. La solución, como es habitual en las obras de este genio, verla acompañado de amigos (alguna sustancia que nos haga compañía también puede ayudar) y bromeando sobre lo que la pantalla nos presenta.

Uwe Boll ha intentado disimularlo con un presupuesto mayor y un reparto con nombres conocidos, pero su incompetencia y mal gusto afloran continuamente, nada nuevo a estas alturas. Cada una de sus obras supone un fracaso económico mayor que la anterior, y sin embargo sus presupuestos son cada vez mayores gracias a las facilidades y subvenciones que proporciona el gobierno alemán al mundo del cine. En términos de calidad, supone un paso hacia delante en su carrera, pero vamos, avanzar un centímetro cuando estás al borde del precipicio no te libra con total seguridad de caer en él. Cuando menos ayudará a las escuelas de cine a prever la creación de nuevas aberraciones. Un simple visionado es suficiente para concienciar a las futuras generaciones. Palabra.

3 comentarios:

Jon R. R. dijo...

Por lo que leo sobre Uwe Boll, va a ser que afortunadamente creo que no he visto nada suyo... Viendo el trailer de esta peli uno puede pensar que tiene ante sí una peli "de orcos" decente... Pero va a ser que no, por todo lo que cuentas.

¡Tengo unas ganas terribles de verla! jejeje a cada párrafo mi emoción aumentaba, ¡esta peli es una joya! O casi...

En fin, que me parece que entiendo porqué dan los razzies a este señor, el tal Uwe Boll.

Jon R. R. dijo...

Se me ha olvidado decir en el comentario anterior que en el cartel de la peli Burt Reynolds es clavaíco a Sean Connery (probablemente al de "El primer caballero")

Jorge López Fernández dijo...

Pues no, Jon, no es una peli de orcos decente XDDD. La vergüenza ajena y el sueño se apoderaban de mí viéndola. Esperaba que hiciera una peli más o menos decente tras haber sido vapuleado con toda razón por Alone in the Dark, pero el tío no aprende.

Además, sus ridículas copias a The Lord of the Rings, sobre todo en la música, pueblan la peli continuamente. Escenas como la del bumerán, o cuando Rhys-Davies riñe a su hija, Sobieski, por haberse acostado con Liotta, diciendo que eso pone en grave peligro al reino (el villano debe de tener más poderes cuanto más folla), son antológicas.

Te la aconsejo para echarte unas risas con algún colega. Verla solo es probable que te resulte aburrido, aunque alguna carcajada casi seguro que te sale. XDD

¡Saludos!